martes, 16 de abril de 2019

Crianza del atún rojo

Uno de los principales retos de la acuicultura es avanzar en la cría del atún rojo en cautividad. Con ello pretenden abrir nuevos mercados en América y Europa. Actualmente, todo el atún destinado al consumo deriva de la captura en el mar, por eso esta especie se encuentra en sobrepesca. Una de las soluciones más alcanzables es que los atunes en cautividad sean también utilizados para consumo humano, complementando así a la pesquería. Esto ya ocurre con algunas especies como el salmón, la dorada o el rodaballo.

Uno de los principales obstáculos que se encuentra este proyecto es la dificultad que tienen las hembras para expulsar el óvulo maduro. Para ello las instalaciones deben estar bien equipadas y acondicionadas: los científicos alteran sus ciclos de luz y elevan su temperatura (hasta 20º) para hacerles creer que están en verano, ya que sus meses naturales de ovulación son junio y julio. Cuando dos machos cortejan a una hembra, ésta deposita sus óvulos ya fecundados. Crecen así miles de huevos, transparentes y de un milímetro de diámetro. Después de 10 años de investigación, el IEO logró por primera vez en 2016 cerrar el ciclo biológico del atún rojo atlántico en cautividad, lo que supone poder reproducir huevos a partir de atunes ya criados en cautividad.



(Larvas de atún rojo vistas a través de un microscopio en una investigación del IEO)

En el Mediterráneo existen numerosas zonas de cría en cautividad del atún rojo. Destacan la Región de Murcia, Cartagena, la costa mediterránea de Andalucía, y Ceuta. El Instituto Español de Oceanografía (IEO) abrió una instalación en Mazarrón, Murcia; siendo esta la segunda mayor a nivel mundial, superada únicamente por una de Japón. Esta planta de cultivos marinos ha incorporado en su centro herramientas biotecnológicas de biología celular imprescindibles para poder especializarse en la domesticación del atún. Estas incluyen herramientas que diagnostican enfermedades, diseñan vacunas e inmunoestimulantes, controlan la reproducción, estudian la resistencia a distintas enfermedades y los contaminantes acuáticos.

Los huevos cultivados en las diversas instalaciones se trasladan a esta planta de cultivos marinos, en Mazarrón, hasta que estos alcancen un tamaño juvenil. Este proceso dura alrededor de 40 días. Posteriormente, los atunes se pondrán en jaulas en mar abierto para su engorde y uso comercial.

Los investigadores afirman que la acuicultura es una actividad con mucha proyección en el futuro, ya que permite el desarrollo de producciones económicas rentables respetando el medio marino.


En este vídeo vemos los atunes cultivados en un tanque en la Planta Experimental de Mazarrón. 


Fuentes consultadas:



Lucía Z., 2º Bachillerato, IES ALPAJÉS

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