Entre
las muchas especies que podemos encontrar en este Parque Regional,
quizás la más destacada sea el flamenco común (Phoenicopterus
ruber):
un ave caracterizada por unas patas de gran longitud; un vida
cercanamente vinculada al agua, si bien son aves migratorias; una
tonalidad rosada o carmesí gracias a una alimentación particular,
rica en pigmentos, y una distribución geográfica muy extensa,
pudiéndose encontrar de forma corriente en las costas de zonas
tropicales y subtropicales, donde abunda el calor y la salinidad.
Imagen 1: Distinción de flamencos blancos y flamencos rosas, basada en el consumo de pigmentos carotenoides |
En
cuanto a apariencia se refiere, el flamenco es un ave de gran tamaño,
llegando a medir una media de entre 100 y 150 cm, y teniendo una
envergadura de entre 140 y 170 cm. Así mismo, el flamenco destaca
por un alargado y flexible cuello, que se encuentra dentro de los más
grandes en el mundo ornitológico, y que facilita su labor de
alimentación y acicalamiento; un pico curvo, de tonalidades rosáceas
con la punta en color negro, que está diseñado para la alimentación
por filtrado permitiendo la separación del zooplancton y otros
crustáceos del agua salada y el lodo, el cual no pueden digerir;
unas patas alargadas, las cuales les permiten sostenerse en cuerpos
profundos de agua sin mojarse, y que presentan un recubrimiento
similar a la queratina que aumenta su resistencia y que actúa como
adaptación a la elevada salinidad en la que acostumbran a vivir, y
un plumaje muy variado, presentando tonos pálidos y rosados en sus
plumas de contorno y una coloración negra en las rémiges (plumas de
vuelo). Al igual que el fartet, el flamenco también presenta
dimorfismo sexual, observable en el peso y tamaño de los individuos
(los machos son mayores que las hembras).
Imagen 2: Distribución geográfica del flamenco común en la Península Ibérica |
A
nivel geográfico, el flamenco es una especie distribuida a lo largo
del globo, con hábitats establecidos en las costas de los seis
continentes. En concreto, el flamenco posee hábitats en zonas
cálidas o de elevada temperatura, como las costas del norte y el sur
de África, la península de Yucatán, zonas aisladas del medio
oriente asíatico, las costas del sur de India, las islas caribeñas,
y el sur de Europa; en concreto, la costa levantina/mediterránea. En
la península, por otro lado, es propicio encontrar ésta ave en
recintos protegidos como humedales o parques naturales costeros,
entre los que destacan la Reserva
Natural de la Laguna de Fuente de Piedra, en Málaga; el Parque
Nacional de Doñana, en Andalucía; las Salinas de Santa Pola y el
Hondo, en Alicante; el Parque Natural de Delta del Ebro, en
Tarragona, y las Salinas de San Pedro del Pinatar, en Murcia. Así
mismo, el flamenco es una conocida ave migratoria, realizando vuelos
hacia el hemisferio sur durante las estaciones de invierno y
primavera para regresar en verano con la llegada de altas
temperaturas. De esa forma, la época más propicia para avistar
éstas aves suele ser a finales de julio.
En
cuanto al hábitat de éstas aves, los flamencos denotan una
preferencia por los climas cálidas y las aguas mansas de elevada
salinidad/alcalinidad. Por eso, es frecuente encontrarlos en
estuarios y zonas costeras, donde suelen habitar en colonias de miles
de individuos. Así mismo, otro de los factores que éstas aves
tienen en cuenta a la hora de anidar, para lo cual recurren a la
construcción de montículos de barro en las orillas, es la
disponibilidad de alimento en su entorno, llegando a migrar en
ocasiones fuera de época si la cantidad de comida en una región es
escasa. No obstante, en grandes poblaciones como las ya citadas, los
flamencos raramente suelen volver a migrar a lugares que han sido
poblados con anterioridad, optando en su lugar por la “colonización”
de nuevos territorios.
Imagen 3: Quistes de artemia, fuente de pigmentos del flamenco común |
Quizás
uno de los aspectos más interesantes del flamenco es su
alimentación, a la cual está ligada su coloración rosada. Los
flamencos, que como antes he mencionado son aves filtradoras, se
alimentan principalmente de algas diatomeas, pequeñas larvas de
insecto, crustáceos pequeños y zooplancton, peces pequeños, y lo
más importante, la artemia salina o camarón de la salmuera, de la
cual hablaremos en otro artículo, y que destaca por aportar la
fuente de pigmentos carotenoides que dotan al flamenco de su peculiar
color. Para alimentarse, el pico de éstas aves posee una serie de
bandas óseas que actúan como filtro, reteniendo la sal y los
fragmentos de lodo que ingieren al succionar el agua (el mecanismo de
absorción de agua es similar al de una bomba de succión) para luego
expulsarlos, tanto por la boca nuevamente (el lodo) o por las fosas
nasales (la sal).
En
lo referente a interacciones tróficas, el tipo de ecosistema en el
que habitan éstas aves y su gran tamaño las torna altamente inmunes
a ataques por parte de depredadores. No obstante, los huevos de éstos
suelen ser victimas de ataques por parte de animales como el jabalí
(Sus
scrofa),
el tejón (Meles
meles),
las gaviotas (Larus
michahellis)
y los zorros (Vulpes
vulpes).
Así mismo, destacan relaciones de simbiosis entre el flamenco y la
artemia, pues aparte de alimentarse el flamenco de ésta, éste
también actúa como el principal vector de diseminación de la
artemia, cuyos quistes se desarrollan en las patas del ave hasta
eclosionar.
Por
último, cabría destacar como aspecto clave la reproducción del
flamenco. Los flamencos son aves monógamas, las cuales suelen
permanecer con la misma pareja hasta que uno de los dos muere.
Adicionalmente, el proceso de reproducción es elevadamente complejo,
pues éste no se inicia hasta que el flamenco alcanza entre los 6 y
10 años de edad; posteriormente teniendo los machos que realizar un
ritual de cortejo ante las hembras consistente en movimientos de
cabeza rápidos y apertura de las alas mientras caminan. En conjunto,
el ritual de apareamiento únicamente se da en época de lluvia,
debido a que ésta facilita la construcción de nidos al generar
barro en las orillas. Si el ritual de cortejo tiene éxito y la
hembra es fecundada, la pareja de flamencos procede al construcción
del nido, el cual tendrá la función de acoger los huevos hasta su
eclosión. Tras la puesta, ambos padres se encargaran de incubar los
huevos, lo cual tendrá una duración de 27 a 31 días hasta el
nacimiento de los polluelos, los cuales rápidamente se integrarán
en la colonia.
Bibliografía
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- Flamenco Común - Flamencos Información y Características. (2019). Retrieved from https://www.flamingos-world.com/es/flamenco-comun/
- Flamenco común - SEO/BirdLife. (2019). Retrieved from https://www.seo.org/ave/flamenco-comun/
- Gómez, E. (2019). Lugares de España donde podemos ver flamencos. Retrieved from https://www.escapadarural.com/blog/lugares-de-espana-donde-podemos-ver-flamencos/
- Ibiza, D. (2019). El pigmento rosa de los flamencos. Retrieved from https://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2015/10/16/pigmento-rosa-flamencos/799727.html
- Phoenicopterus ruber (American flamingo). (2019). Retrieved from https://animaldiversity.org/accounts/Phoenicopterus_ruber/
Realizado por: Javier Santos, 2ºBC
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