jueves, 2 de mayo de 2019

PROBLEMAS DEL BUCEO EN LOS SERES VIVOS:

Los problemas que plantea el buceo para cualquier ser vivo son principalmente los daños que deben evitar de la intensa profundidad ya que cada 10 metros de profundidad la presión aumenta una atmósfera y el oxígeno que deben proporcionar a sus tejidos mientras limitan el aumento de los niveles de sangre de dióxido de carbono.
La presión tiene múltiples complicaciones como la compresión de las bolsas de aire o la expansión de los vasos sanguíneos por los espacios aéreos. Además, la ésta comprime los gases y plantea un peligro especialmente con el nitrógeno, ya que cuando éste está bajo presión se disuelve en la sangre y en tejidos provocando narcosis o el bloqueo de vasos sanguíneos del cerebro de la médula espinal, lo que provoca parálisis e incluso la muerte.
Sin embargo, los mamíferos buceadores, para evitar los colapsos que se podrían producir debido a la incapacidad de contrarrestar la presión externa, llevan a cabo, a grandes profundidades, una perfusión del plasma desde la sangre y fluidos intersticiales llenando las cavidades y protegiéndolas.
En cuanto al oxígeno, los animales acuáticos sufren el “síndrome del buceo”, una serie de ajustes fisiológicos que aseguran la supervivencia del animal durante el tiempo prolongado bajo el agua, e incluye una disminución de la frecuencia cardíaca y un reajuste circulatorio que desvía el flujo de la sangre hacia el cerebro y corazón. Además, como resultado del metabolismo anaerobio que llevan a cabo durante la apnea, cuando los niveles de láctico en los tejidos llegan a su límite, se desencadena un reflejo que lleva al animal a subir hacia la superficie y respirar aire en forma normal.
Por otra parte, los seres acuáticos también plantean el problema del gasto energético que supone sumergirse, por lo que han desarrollado perfiles muy hidrodinámicos para, así, reducirlo. En el caso de las aves buceadoras, algunas usan sus patas  para producir la fuerza de impulsión; o bien, usan sus alas con movimientos similares a los del vuelo. Mientras se desplazan dentro del agua, la presión hidrostática comprime su plumaje formando una coraza que reduce notoriamente el roce. Y en el caso de los mamíferos, éstos cuentan con la posibilidad de deformar su perfil hidrodinámico reduciendo el roce para adaptarlo a la velocidad de natación con el menor coste de energía posible.
Aquí dejo el link de una imagen interactiva sobre las adaptaciones de los seres vivos al buceo: https://view.genial.ly/5ccb528f49e43a0f6a9745eb/interactive-content-imagen-interactiva

Bibliografía: 

Fuentes consultadas: Tarifeño, E. (2019). Adaptaciones fisiológicas de animales marinos [Ebook].



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